Descripción retrato
Carolina
tiene su piel color trigueña como las almendras, representando la textura de
las arenas del Sahara.
Podemos ver
su mentón ovalado y pequeño como una levadura de la tierra sobresaliendo como si hubiese sido hecha por alguna erupción.
Luego vienen
sus labios como cascaras de naranja y rojos como el carmesí, escondiendo un
gran secreto y conteniendo un silencio profundo. Después, podemos tropezar con
sus rosadas mejillas, Anchadas como frutillas, mostrando su constante alegría frente a la vida.
Podemos ver
la nariz con forma de un pequeño triangulo intentando dar una dirección que
debemos seguir porque se ve seguridad y confianza. Cubriendo su cara, con la
mirada, se puede encontrar sus ojos con forma de aceituna, de color negros, con
su brillo profundo y de forma de una canica expresando alguna alegría que
supera un miedo, acompañada de sus cejas con forma de caminos alargados, pero angostas y negras como un abismo.
Más arriba,
se puede contemplar su frente que,
notablemente, se ve pequeña como el ancho de un caudal. Le cubre la cabeza con
su forma geoide su pelo ondulado y negro, soltándolo como una cascada. La
forma de su rostro se asemeja a la luna en un eclipse lunar.
Este rostro
proyecta seguridad acompañada de su afirmación en la mirada.
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